Julen, fuiste un guía
Julen se ha ido para una vida mejor, pero ha dejado huellas profundas en este mundo, entre sus hermanos, entre sus amigos. Julen ha dejado también huellas importantísimas en sus mundos, en las artes marciales, la docencia, la televisión, el baile, en sus aficiones deportivas de riesgo como el parapente o la caída libre, que impresionaban a sus amigos. Y en los encierros y su entorno, que era una de sus aficiones que más le entusiasmaban.
En este gremio se forjaron unas amistades muy fuertes, muy solidas, con navarros, americanos, franceses y personas venidas de otros horizontes.
Julen sentía respeto y amistad hacia todo, TODO aquel que compartía con él este amor hacia el encierro. Porque como él decía, no es que le gustaran los encierros, los amaba profundamente, hasta sufrirlos en su propia carne.
Era fiel a su palabra, benevolente, exigente consigo mismo en el trabajo y derramaba tesón y perseverancia. Ha vivido apasionadamente con principios y honestidad. Y, sobre todo, y así me acordare de él, mostraba una alegría y una pasión por la vida que impactaban a sus amigos.
Tenemos que recordar que sus amistades estaban por encima de todo, salvo de una persona: su hija Aisha. Ella es la que hizo que Julen dejará de correr el encierro de Pamplona. Lo dejó con toda naturalidad.
Julen, fuiste un guía para tus alumnos del jiu-jitsu y del judo, y para numerosísimos corredores de encierros. Nos cuidaras bien desde allí arriba, porque toda tu vida es lo que has hecho. Has sido un hombre en todo el sentido de la palabra.
Te queda por correr este nuevo encierro hasta llegar a la luz que es donde vuelan las almas libres.
Haberte conocido fue un privilegio y un honor.
Agur Jauna.