Sanfermines 2016, mi balance personal
Acabo de llegar, justo he tenido tiempo de deshacer la maleta, los recuerdos aún muy frescos, las emociones todavía a flor de piel.
Mis sensaciones este año han sido muy, pero muy buenas. La verdad que tenía una gran incertidumbre, no correr, era arrancarme una parte fundamental de mis emociones. No sabía cómo me iba a encontrar, si iba a ser capaz de no angustiarme y de estar mal por no correr.
Os he de decir que yo mismo estoy sorprendido: he disfrutado, me he emocionado, he compartido, he vivido las fiestas.
No os voy a mentir si no os dijera que he sentido mucha envidia, sobre todo el día de los Cebada Gago. Uff… quería saltar a la calle, quería estar en un encierro como los de antes, pero conseguí a duras penas controlarme.
Todos los días me tenía que decir a mi mismo el porqué había tomado la decisión de no correr.
Por eso os digo que he sufrido sin poder correr… pero he comenzado a disfrutar de las carreras de mis amigos a emocionarme a través de ellos, a compartir sus carreras, en definitiva a vivir de otra manera los Sanfermines.
Estoy aprendiendo a vivir y disfrutar de la gente, de la amistad de todos estos amigos que vienen de muy lejos y que merecen mucho la pena.
Quizás podría haber huido, no venir, rodearme de una burbuja, para no oir de Sanfermines, pero el escaparme no es mi estilo.
Ahora estoy en casa con una grata e íntima sensación. Creo que he aprendido a valorar lo que cuando corría no me detenía a hacerlo. Todo eso que rodea al encierro y que hace que las fiestas de San Fermines sean únicas.